miércoles, 19 de octubre de 2011

Y, ¿Para qué la educación?

...Ayer asistí a un concierto de música. Muchos médicos y especialistas de las enfermedades raras de nuestro país recibieron un merecido premio por su labor y dedicación durante años a esta especialidad. Todo el mundo guardaba silencio y hacia fotos sin parar a los genios que nos acompañaban. Al finalizar la entrega de premios, presentaron a dos pianistas y dos cantantes operísticos. Todas las personas que afirman apoyar a los jóvenes músicos y les prometen un conservatorio superior (habiendo cerrado temporalmente la escuela de música), se levantaron de sus asientos y se marcharon del lugar. Es comprensible si pensamos que a sus espaldas llevaban un largo día de trabajo. Pero, ahí no acaba la cosa. Todas aquellas personas, sin una mínima de consideración, abrían y cerraban la puerta hablando en voz alta mientras los dos pianistas interpretaban un precioso recital. Apagaron las luces, las encendieron, abrieron y cerraron la puerta 267 veces (si no se me escapó ninguna) por lo menos, encendieron y apagaron el aire acondicionado con un sonido agudo que se fundía con los sonidos de Fauré, y unos comentarios como; ¿Cuánto "sus queda"? ó "Queremos ópera"... llegaron a los oídos de todos los presentes. Al finalizar, los dos SUPER PROFESIONALES saludaron con una sonrisa, y mientras todos aplaudían me dirigí a la salida del auditorio.  ¿Es que nadie nos ha enseñado a levantarnos cuando la gente aplauda sin mostrar tal desprecio hacia cuatro profesionales que nos brindan la oportunidad de mostrarnos su trabajo?

Seguro que es difícil creerlo si no lo ven... Yo, jamás había asistido a una demostración tan profunda de la "educación española". Aún sabiendo que estoy generalizando, es lo que me encuentro yo misma cuando actúo. Hace un tiempo, tuve la oportunidad de dar un concierto en Praga con mis compañeros del conservatorio. Al acto, acudieron unas cien personas que, porsupuesto no nos conocían de nada. Todos ellos guardaron silencio y aplaudían con entusiasmo. Por supuesto no somos profesionales, tan solo estudiantes que no dimos el concierto de nuestra vida. Este contraste me hace cuestionar la eduación de nuestro país.

En los últimos meses, hemos asistido a un recorte educativo y sanitario en muchas comunidades autónomas. Sobre este tema, he podido recoger distintas opiniones, de personas en situaciones distintas a la mía. Algunos afirmaban que está muy bien que recorten en educación, pero en sanidad... NO SE TOQUE.

Ahora, llegados a este punto, me gustaría preguntarles; ¿Quién educa a los profesionales que nos atienden en los hospitales? ¿Quién educa a los profesionales de la construcción, de las leyes y de otros campos?
Tan importante es una cosa como la otra, y todas se merecen respeto.
Todos podemos opinar, pero con educación. Pero, ¿Cómo se hace eso? Muy "sencillo".

En primer lugar, debemos informarnos sobre el tema que vamos a abordar (¿qué es?, ¿qué nos aporta?, ¿qué preparación es necesaria?...). Una vez que estemos bien, MUY BIEN INFORMADOS, podremos adoptar una posición sobre el asunto, siempre y cuando nos basemos en los hechos. Para concluir, nunca debemos cerrarnos en nuestra burbuja de lo mío es lo mejor, debemos escuchar y aprender, admitiendo así modificaciones en nuestro punto de vista.

Todo esto parece evidente, pero, muy pocos lo llevan a cabo por varios motivos; nadie nos ha enseñado, es difícil pensar e informarse, es más fácil no pensar y vivimos en una sociedad con muchas cosas buenas, pero que carece en algunos aspectos de empatía.

Así, todos caemos en la trampa de hablar sin saber, aunque me podría hacer una nueva pregunta sobre la cual reflexionaré más adelante... ¿Es que conocemos algo en su totalidad como para hablar?



Para finalizar, os propongo esta cita:
"EL SABER OS HARÁ LIBRES"


domingo, 16 de octubre de 2011

Y, ¿PARA QUÉ LA EDUCACIÓN?

... Ayer, asistí a un concierto de música. Muchos médicos y especialistas de las enfermedades raras de nuestro país recibieron un merecido premio por su labor y dedicación durante años a esta especialidad. Todo el mundo guardaba silencio y hacia fotos sin parar a los genios que nos acompañaban. Al finalizar la entrega de premios, presentaron a dos pianistas y dos cantantes operísticos. Todas las personas que afirman apoyar a los jóvenes músicos y les prometen un conservatorio superior (habiendo cerrado temporalmente la escuela de música), se levantaron de sus asientos y se marcharon del lugar. Es comprensible si pensamos que a sus espaldas llevaban un largo día de trabajo. Pero, ahí no acaba la cosa.



Todas aquellas personas, sin una mínima de consideración, abrían y cerraban la puerta hablando en voz alta mientras los dos pianistas interpretaban un precioso recital. Apagaron las luces, las encendieron, abrieron y cerraron la puerta 267 veces (si no se me escapó ninguna) por lo menos, encendieron y apagaron el aire acondicionado con un sonido agudo que se fundía con los sonidos de Fauré, y unos comentarios como; ¿Cuánto "sus queda"? ó "Queremos ópera"... llegaron a los oídos de todos los presentes. Al finalizar, los dos SUPER PROFESIONALES saludaron con una sonrisa, y mientras todos aplaudían me dirigí a la salida del auditorio.  ¿Es que nadie nos ha enseñado a levantarnos cuando la gente aplauda sin mostrar tal desprecio hacia cuatro profesionales que nos brindan la oportunidad de mostrarnos su trabajo?

Seguro que es dificil creerlo si no lo ven... Yo, jamás había asistido a una demostración tan profunda de la EDUCACIÓN española.

En los últimos meses, hemos asistido a un recorte educativo y sanitario en muchas comunidades autónomas. Sobre este tema, he podido recoger distintas opiniones, de personas en situaciones distintas a la mía. Algunos afirmaban que está muy bien que recorten en educación, pero en sanidad... NO SE TOQUE.

Ahora, llegados a este punto, me gustaría preguntarles; ¿Quién educa a los profesionales que nos atienden en los hospitales? ¿Quién educa a los profesionales de la construcción, de las leyes y de otros campos?
Tan importante es una cosa como la otra, y todas se merecen respeto.
Todos podemos opinar, pero con educación. Pero, ¿Cómo se hace eso? Muy "sencillo".

1. Informándonos de lo que queremos opinar
  • ¿Qué es?
  • ¿Para qué?
  • ¿Cuál es su labor?
  • ¿Qué preparación es necesaria para...?
  • ¿Qué trabajo lleva?
  • ¿Qué dedicación fuera de su lugar de trabajo?
  • ¿Cumplen su obligación?
  • ¿Es necesario?
2. Una vez que estemos bien, MUY BIEN INFORMADOS, podremos adoptar una posición sobre el asunto, siempre y cuando nos basemos en los hechos.

3. Nunca debemos cerrarnos en nuestra burbuja de lo mío es lo mejor, debemos escuchar y aprender, admitiendo así modificaciones en nuestro punto de vista.

Todo esto parece evidente, pero, muy pocos lo llevan a cabo por varios motivos;

- Nadie nos ha enseñado.
- Es difícil pensar e informarse.
- Es más fácil no pensar.
- Vivimos en una sociedad con muchas cosas buenas, pero que carece en algunos aspectos de empatía.


Así, todos caemos en la trampa de hablar sin saber, aunque me podría hacer una nueva pregunta sobre la cual reflexionaré más adelante... ¿Es que conocemos algo en su totalidad como para hablar?

Para finalizar, os propongo esta cita:
"EL SABER OS HARÁ LIBRES"