domingo, 9 de octubre de 2011

¿Hasta qué punto nos influyen los medios de comunicación?

En la actualidad, vivimos en una sociedad que cada día es más absolutista. Todas las mañanas reflexiono y me mentalizo para que la publicidad, los intereses económicos, la televisión y las ideas estereotipadas no me envuelvan. Pensamos que somos libres y que controlamos nuestras decisiones, pero las decisiones que pensamos tomar libremente, ¿lo son?

Desde que nos levantamos, ejercemos nuestra libertad; elegimos qué ropa, qué estilo, qué peinado… Pero, ¿por qué elegimos un pantalón pitillo o un peinado cardado en vez de una falda por la rodilla y un peinado natural? ¿Por qué un producto y no otro? ¿Por qué es mejor estar delgado y moreno? ¿Por qué si no sigues el patrón general eres parcialmente excluido del grupo? ¿Nadie aprecia lo diferente y lo genuino? ¿Qué o quién mueve los hilos de nuestras vidas como si fuéramos marionetas?


Lo último que he oído ha sido la existencia de una carrera universitaria cuyo fin es averiguar qué cosas estimulan el cerebro para influir en él de manera directa sin que podamos percibirlo. Es decir, estamos poniendo los avances científicos al servicio del marketing y de la publicidad. Utilizan la música, los olores, el espacio, los colores para dirigir nuestra voluntad.

Nos controlamos unos a otros sin tener en cuenta el peligro que supondría dejar de ser personas. La libertad es la capacidad de elegir, y deberíamos preservarla como un tesoro.

¿Estamos dispuestos y preparados para defender nuestra voluntad?


María...

2 comentarios:

  1. ¿Conocías esta columna de Vicent? http://www.elpais.com/articulo/ultima/Bateria/elpepiult/20080113elpepiult_1/Tes

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  2. Hola,
    Gracias por compartir conmigo esta columna de Vicent.
    No, no la conocía. Este artículo representa de una manera clara y gráfica la idea que yo quería transmitir en mi blog.
    A veces bajamos del coche y nos paramos unos minutos a observar, pero por falta de valor,pereza o no se qué, nos volvemos a subir en él, como si fueramos robots, máquinas o programas.

    Un saludo,

    María

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