
Pero esas imágenes se quedan grabadas para asaltarme cuando menos lo espero y hacerme sentir culpable por no sentir más, por no hacer más. ¿Para qué saber lo que pasa si no podemos cambiar las cosas? ¿o sí podemos?
Afortunadamente hay personas que no solamente se conmueven como yo, sino que se mueven. Admiro a esas personas que se olvidan de sí mismos para ocuparse de los demás, dejan su bienestar a un lado y se ponen en situaciones difíciles metiéndose en la piel de otros que han tenido menos suerte que ellos. Personas extraordinarias que han llegado a perder su vida por los demás, a darlo todo. Quizás no sería necesario que nadie perdiera la vida, o que tuvieran que abandonar sus comodidades y su tierra. Si todos los países no pensaran en tener más poder que los demás para controlar el mundo, todo lo que nos rodea lo compartiríamos, todo sería de todos.
Nunca podemos olvidar que somos seres que integramos una única nación, en la que los derechos humanos deben estar al alcance de cualquiera. Esa nación se llama planeta tierra y debemos conservarla.
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