lunes, 12 de diciembre de 2011

Música

El ser humano, como tantas otras cosas que hace, intenta justificar su manera de actuar mediante mecanismos defensivos como la proyección (“yo no he hecho esto, ha sido él”). Son pocos los que son capaces de admitir que la culpa en realidad no es de alguien o algo, sino de nosotros mismos. De este modo, Platón decía en uno de sus diálogos que la música debería pertenecer al gobierno de la polis griega y que no debería ser un bien público, ya que se sabía que había cierta música que perjudicaba a la población y cierta música que la beneficiaba y ésta no podría estar en manos de artistas individuales porque podría manejar la polis a su antojo.
Bien, todos sabemos que la música influye en mayor o menor medida en nuestros estados de ánimo, como bien demostraba Platón. Pero éste se equivocaba. Vale que la música influya en nuestro yo y puede que lo que nos provoque nos haga de tomar decisiónes concretas (si la música nos sube la autoestima, tomaremos una decisión de más buena gana que si nos hundimos), pero el ser humano es racional, y hasta cierto punto, decisiones importantes que marcan nuestra vida como la situación laboral de la persona no están regidas por la influencia de la música, sino más bien por el capitalismo y los medios de difusión de opiniones.
Hablando de sentimientos, quizás estos estén generados, en gran parte, por una contradicción de opiniones generadas por la naturaleza social del ser humano.
En conclusión, la música es un intento por dar sentido a la existencia del hombre, algo que intenta cargar de razón nuestra presencia aquí, y quien sabe aprovecharla, goza de una capacidad inimaginable de expresión, y de una restricción enorme, que es el cuerpo… ya que éste no deja salir lo que de verdad quien sabe aprovechar la música sería capaz de expresar, ya que el cuerpo es una barrera física, y nuestra expresión está hecha de algo tan especial que ni nosotros mismos somos capaces de defnir claramente, ya que el termino alma es ficticio… o es real?

domingo, 4 de diciembre de 2011

¿CIENCIA O FILOSOFÍA?

¿Disyuntiva o copulativa? ¿Ciencia o filosofía?, o por lo contrario, ¿ciencia y filosofía? ¿Pueden ser tan distintas dos concepciones con un mismo origen: El pensamiento racional? De hecho, Tales de Mileto es considerado el primer filósofo de la historia y también el primer matemático. Para poder analizar similitudes y diferencias, debemos considerar los medios que utilizan y los objetivos que pretenden conseguir cada una de ellas. 

                               


En cuanto a objetivos,  la ciencia pretende explicar y comprender la realidad, predecir los hechos futuros y manipular la realidad para ajustarla a los intereses humanos. No obstante, la ciencia aparece dividida en múltiples ciencias, centradas cada una de ellas en una parcela de la existencia humana. La filosofía trata de dotar de sentido a la totalidad de las experiencias humanas, para lo cual busca y analiza el fundamento o principio integrador de toda la experiencia, por lo que es un saber radical, y a además, global; no puede dejar nada sin fundamento ni dar nada por supuesto.

Un ejemplo claro de esto, lo encontramos leyendo a Ortega y Gasset en su obra ¿Qué es la filosofía?: “La misión de la Física es averiguar de cada hecho que ahora se produce su principio, es decir, el hecho antecedente que originó aquel. Pero este principio tiene a su vez un principio anterior, y así sucesivamente, hasta un primer principio originario. El físico renuncia a buscar este primer principio del Universo y hace muy bien. Pero… el hombre donde cada físico vive alojado no renuncia y, de grado o contra su albedrío se le va el alma hacia esa primera y enigmática causa”.
Aquí la Física es un ejemplo de ciencia y la filosofía viene a ser la inquietud del hombre que se esconde detrás del físico y que no se conforma con la respuesta que le da la ciencia, sino que pretende ir más allá.

Desde el punto de vista de los medios que utilizan, la ciencia se vale, sobre todo,  del método científico (elaboración de conceptos, hipótesis, leyes, modelos, teorías, paradigmas y programas de investigación). La filosofía es crítica, no acepta más verdades que las que pueden ser demostradas racionalmente, y solo la reflexión filosófica puede determinar el papel de la filosofía. La ausencia de método científico  en la filosofía ha conducido a algunos a tacharla de poco rigurosa, no siendo capaz de llegar a resultados positivos comparables con los de otras ciencias.  

Pero, hay que tener en cuenta que como dice B. Russel: “Todo el estudio del cielo, que pertenece hoy a la Astronomía, antiguamente era incluido en la Filosofía;… De un modo análogo, el estudio del espíritu humano, que era, todavía recientemente, una parte de la filosofía, se ha separado actualmente de ella y se ha convertido en la Ciencia psicológica. Así, la incertidumbre de la Filosofía, es, en una gran medida, más aparente que real; los problemas que son susceptibles de una respuesta precisa se han colocado en las ciencia, mientas que solo las que no la consienten actualmente, quedan formando el residuo que denominamos filosofía”.

Por consiguiente podemos decir que la filosofía es la madre de la ciencia. Ambos se enfrentan a la realidad, pero con una diferencia. La filosofía busca el sentido de todas las experiencias humanas mientras que la ciencia solo trata de comprenderlo. La esencia de la filosofía es la reflexión, que es el origen de toda ciencia.



domingo, 27 de noviembre de 2011

Desde siempre nos hemos preguntado innumerables paradigmas, tan intrincados para la mente humana que solo se han podido llegar a justificar mediante una presencia superior y omnipotente, una presencia divina. Una de aquellas preguntas existenciales, es el alma.

Siempre se han tenido conflictos para determinar si el alma y el cuerpo son independientes el uno del otro o todo lo contrario, pero con esos postulados se daba a entender que el alma existía. Más adelante, el alma se llegó a considerar no como un ente independiente del cuerpo, sino más bien como el conjunto de impulsos nerviosos que generaban una configuración no física en el cuerpo (como una especie de imagen virtual).
En mi opinión la música es un gran aspecto por el cual podemos decir si el alma existe de algún modo. Cuando la escuchas sientes como algo que no puedes explicar intenta fundirse con el aire, pero es incapaz de salir porque está encerrado dentro de su calvario. Platón dijo una vez “el cuerpo es la cárcel del alma” y no se equivocaba. El alma no es algo físico, no está hecho para estar sujeta a la materia, anclada con pies de plomo al suelo y constantemente está intentando salir y liberarse de sus ataduras.
Los científicos lo podrían llamar sistema nervioso, o podrían definirlo como la acción de ciertas hormonas pero aun así el concepto de alma sigue existiendo ya que es algo que, fuera de lo técnico y de lo meramente racional, envuelve nuestra existencia de un cierto halo de misterio que proporciona cierta esperanza y consuelo para algunos.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Crítica de una muerte Condicionada

Hasta ahora he sido capaz de escribir sobre las imperfecciones del mundo, de una sociedad establecida en unos estándares de comportamiento dañinos para nuesotros mismos. Ya se que estas palabras suenan negativas, horribles, pero, ¿eres capaz de ver en ello también la perfección?

Por una vez, veo que tras toda esa maldad emitida por medios de comunicación, que nos transforma en mente, cuerpo y alma hay algo de perfección, pero no es una perfección positiva cuidado, es una perfección negativa, la perfección de ser los manipuladores de nuestro propio mundo, se pueden sentir orgullosos de habernos expropiado de nuestras vidas, que por mucho que nosotros creamos que somos dueños de ellas, y que las vivimos conforme nosotros queremos no es así. Nos encontramos alienados, enajenados de algo que por derecho nos pertenece y que el propio cristianismo, para quien crea en él, reclama como derecho, ya que ética y moralmente, nadie y absolutamente nadie puede ser dueño de nuestras vidas salvo nosotros mismos.

Gracias a los medios de comunicación, que ahora los vemos tan necesarios para la vida, sufrimos un suicidio, todos absolutamente los seres humanos del planeta deberíamos figurar en estadísticas de suicidio porque hemos muerto como ser humano que somos, para convertirnos en homo comercialis, en homo inpersonalis, en el último eslabón de la cadena cada vez más atrofiada del capitalismo, somos homo económicus, el sapiens sapiens, señores, lo hemos dejado atrás.

http://www.youtube.com/watch?v=Jxi-OlkmxZ4

lunes, 7 de noviembre de 2011

¿A menor sentido de la propiedad menos crisis?

En muchos países europeos la mayoría de las familias habitan en pisos o casas de alquiler. Sin embargo, en nuestro país es una necesidad social el hecho de tener una casa propia en la que vivir. ¿Creeis que deberíamos cambiar la cultura de la propiedad propia?

Si lo pensáramos bien, el habitar en una vivienda de alquiler es más sencillo y seguro que comprar una casa para toda la vida. De esta forma podemos tener mucha más movilidad (si el trabajo nos va mal, podemos irnos a otro lugar, si deseamos conocer otros lugares y culturas, podemos hacerlo sin problema...). Por ejemplo, ante una catástrofe natural, como el terremoto que ha sufrido la población de Lorca, los habitantes no tendrían que seguir pagando la hipoteca de una casa derruida. Tan solo tendrían que buscar un nuevo lugar donde vivir. Del mismo modo, podríamos aplicar esta corriente a la crisis de la vivienda que estamos atravesando: si las viviendas que construimos no se vendieran, sino que se alquilaran, muchas empresas seguirían en pie ya que podrían mantenerse con el dinero de los alquileres durante el resto de sus vidas, siempre y cuando mantuvieran una política de alquiler buena y un mantenimiento del edificio. 

Por otro lado, es verdad que la realidad de los alquileres en España es bien distinta. Los dueños tienen un sentimiento de propiedad importante e imponen una política de alquiler estricta, lo cual no fomenta la extensión de esta cultura.

Para concluir he de comentar que para mí sería muy difícil cambiar una propiedad privada por un alquiler, pero es evidente que funciona. Seguramente no habríamos ocasionado una crisis tan severa si no fueramos tan avariciosos.



 

miércoles, 26 de octubre de 2011

¿ESTÁIS A FAVOR O EN CONTRA DE LA PENA DE MUERTE?

La mayoría respondería con un NO rotundo. En cambio, muchos han aplaudido y celebrado recientemente una ejecución pública.

En los últimos meses hemos asistido a lo que los medios han llamado “Primavera Árabe”. Los ciudadanos de algunos de los países con sistemas dictatoriales se han rebelado contra sus mandatarios exigiéndoles las principales necesidades básicas y sus derechos.   Libia ha sido el principal foco de atención debido a la guerra civil que se ha producido y a la participación de la mayoría de los países europeos (como España) junto a EEUU. El jueves día 20, Gadafi fue asesinado supuestamente por los rebeldes, aunque la OTAN había atacado la caravana en la que iba unas horas antes. Todo el mundo se alegraba, “el perro loco del desierto” había muerto.

En primer lugar, la pena de muerte se aplica a aquellas personas que han cometido un delito grave. ¿Pero es que acaso al condenar a alguien a la pena de muerte no estás asesinando intencionadamente? En este caso, no solo deberíamos condenar a la persona que ha sido juzgada por asesinato,  sino también al que autoriza, ejecuta y aplaude la pena capital. Además, cuántas veces se ha condenado a la pena de muerte a alguien que al final se ha demostrado que era inocente.


Por otro lado, es cierto que a veces, como en este caso, se trata de una persona de culpabilidad más que probada de atentar contra los derechos humanos reiteradamente.  CULPABLE de cometer aberraciones contra su propio pueblo, amenazante, dictatorial, cínico y todos los adjetivos que se nos ocurran. Todo justificaría el deseo de verlo muerto.

Los países en color rojo son aquellos que aplican la pena capital.

Pero, a pesar de todo, nosotros que no somos como él, que valoramos la vida humana, que creemos en los derechos de las personas, en la justica y en el sentido común, no deberíamos alegrarnos, ni mucho menos recrearnos con las imágenes de un hombre y su hijo asesinados y expuestos públicamente como un trofeo al mundo. En este caso, no se ha hecho justicia porque no ha sido juzgado, no se han expuestos todos sus delitos, no ha habido una condena. Le hemos hecho el favor de dejar este mundo sin enfrentarse a su maldad, privado de vivir en libertad, como él mismo hizo a su pueblo. ¿Paradójico, no?

domingo, 23 de octubre de 2011

Ciudadanos del planeta Tierra

Cuando oigo las noticias o veo en la tele que ha ocurrido algo en un lugar lejano ya sea un terremoto, una inundación, una masacre, una injusticia… me entristezco durante unos minutos pero luego  sigo mi rutina haciendo y diciendo cosas como si no hubiera pasado nada. Me pregunto por qué no se para el mundo, se oscurece el sol…Pienso que en esa hora y bajo el mismo sol alguien está celebrando un éxito, un reencuentro, un amor,…

Pero esas imágenes se quedan grabadas para asaltarme cuando menos lo espero y hacerme sentir culpable por no sentir más, por no hacer más. ¿Para qué saber lo que pasa si no podemos cambiar las cosas?  ¿o sí podemos?
Afortunadamente hay personas que no solamente se conmueven como yo, sino que se mueven. Admiro a esas personas que se olvidan de sí mismos para ocuparse de los demás, dejan su bienestar a un lado y se ponen en situaciones difíciles metiéndose en la piel de otros que han tenido menos suerte que ellos. Personas extraordinarias que han llegado a perder su vida por los demás, a darlo todo. Quizás no sería necesario que nadie perdiera la vida, o que tuvieran que abandonar sus comodidades y su tierra. Si todos los países no pensaran en tener más poder que los demás para controlar el mundo, todo lo que nos rodea lo compartiríamos, todo sería de todos.


Nunca podemos olvidar que somos seres que integramos una única nación, en la que los derechos humanos deben estar al alcance de cualquiera. Esa nación se llama planeta tierra y debemos conservarla.







miércoles, 19 de octubre de 2011

Y, ¿Para qué la educación?

...Ayer asistí a un concierto de música. Muchos médicos y especialistas de las enfermedades raras de nuestro país recibieron un merecido premio por su labor y dedicación durante años a esta especialidad. Todo el mundo guardaba silencio y hacia fotos sin parar a los genios que nos acompañaban. Al finalizar la entrega de premios, presentaron a dos pianistas y dos cantantes operísticos. Todas las personas que afirman apoyar a los jóvenes músicos y les prometen un conservatorio superior (habiendo cerrado temporalmente la escuela de música), se levantaron de sus asientos y se marcharon del lugar. Es comprensible si pensamos que a sus espaldas llevaban un largo día de trabajo. Pero, ahí no acaba la cosa. Todas aquellas personas, sin una mínima de consideración, abrían y cerraban la puerta hablando en voz alta mientras los dos pianistas interpretaban un precioso recital. Apagaron las luces, las encendieron, abrieron y cerraron la puerta 267 veces (si no se me escapó ninguna) por lo menos, encendieron y apagaron el aire acondicionado con un sonido agudo que se fundía con los sonidos de Fauré, y unos comentarios como; ¿Cuánto "sus queda"? ó "Queremos ópera"... llegaron a los oídos de todos los presentes. Al finalizar, los dos SUPER PROFESIONALES saludaron con una sonrisa, y mientras todos aplaudían me dirigí a la salida del auditorio.  ¿Es que nadie nos ha enseñado a levantarnos cuando la gente aplauda sin mostrar tal desprecio hacia cuatro profesionales que nos brindan la oportunidad de mostrarnos su trabajo?

Seguro que es difícil creerlo si no lo ven... Yo, jamás había asistido a una demostración tan profunda de la "educación española". Aún sabiendo que estoy generalizando, es lo que me encuentro yo misma cuando actúo. Hace un tiempo, tuve la oportunidad de dar un concierto en Praga con mis compañeros del conservatorio. Al acto, acudieron unas cien personas que, porsupuesto no nos conocían de nada. Todos ellos guardaron silencio y aplaudían con entusiasmo. Por supuesto no somos profesionales, tan solo estudiantes que no dimos el concierto de nuestra vida. Este contraste me hace cuestionar la eduación de nuestro país.

En los últimos meses, hemos asistido a un recorte educativo y sanitario en muchas comunidades autónomas. Sobre este tema, he podido recoger distintas opiniones, de personas en situaciones distintas a la mía. Algunos afirmaban que está muy bien que recorten en educación, pero en sanidad... NO SE TOQUE.

Ahora, llegados a este punto, me gustaría preguntarles; ¿Quién educa a los profesionales que nos atienden en los hospitales? ¿Quién educa a los profesionales de la construcción, de las leyes y de otros campos?
Tan importante es una cosa como la otra, y todas se merecen respeto.
Todos podemos opinar, pero con educación. Pero, ¿Cómo se hace eso? Muy "sencillo".

En primer lugar, debemos informarnos sobre el tema que vamos a abordar (¿qué es?, ¿qué nos aporta?, ¿qué preparación es necesaria?...). Una vez que estemos bien, MUY BIEN INFORMADOS, podremos adoptar una posición sobre el asunto, siempre y cuando nos basemos en los hechos. Para concluir, nunca debemos cerrarnos en nuestra burbuja de lo mío es lo mejor, debemos escuchar y aprender, admitiendo así modificaciones en nuestro punto de vista.

Todo esto parece evidente, pero, muy pocos lo llevan a cabo por varios motivos; nadie nos ha enseñado, es difícil pensar e informarse, es más fácil no pensar y vivimos en una sociedad con muchas cosas buenas, pero que carece en algunos aspectos de empatía.

Así, todos caemos en la trampa de hablar sin saber, aunque me podría hacer una nueva pregunta sobre la cual reflexionaré más adelante... ¿Es que conocemos algo en su totalidad como para hablar?



Para finalizar, os propongo esta cita:
"EL SABER OS HARÁ LIBRES"


domingo, 16 de octubre de 2011

Y, ¿PARA QUÉ LA EDUCACIÓN?

... Ayer, asistí a un concierto de música. Muchos médicos y especialistas de las enfermedades raras de nuestro país recibieron un merecido premio por su labor y dedicación durante años a esta especialidad. Todo el mundo guardaba silencio y hacia fotos sin parar a los genios que nos acompañaban. Al finalizar la entrega de premios, presentaron a dos pianistas y dos cantantes operísticos. Todas las personas que afirman apoyar a los jóvenes músicos y les prometen un conservatorio superior (habiendo cerrado temporalmente la escuela de música), se levantaron de sus asientos y se marcharon del lugar. Es comprensible si pensamos que a sus espaldas llevaban un largo día de trabajo. Pero, ahí no acaba la cosa.



Todas aquellas personas, sin una mínima de consideración, abrían y cerraban la puerta hablando en voz alta mientras los dos pianistas interpretaban un precioso recital. Apagaron las luces, las encendieron, abrieron y cerraron la puerta 267 veces (si no se me escapó ninguna) por lo menos, encendieron y apagaron el aire acondicionado con un sonido agudo que se fundía con los sonidos de Fauré, y unos comentarios como; ¿Cuánto "sus queda"? ó "Queremos ópera"... llegaron a los oídos de todos los presentes. Al finalizar, los dos SUPER PROFESIONALES saludaron con una sonrisa, y mientras todos aplaudían me dirigí a la salida del auditorio.  ¿Es que nadie nos ha enseñado a levantarnos cuando la gente aplauda sin mostrar tal desprecio hacia cuatro profesionales que nos brindan la oportunidad de mostrarnos su trabajo?

Seguro que es dificil creerlo si no lo ven... Yo, jamás había asistido a una demostración tan profunda de la EDUCACIÓN española.

En los últimos meses, hemos asistido a un recorte educativo y sanitario en muchas comunidades autónomas. Sobre este tema, he podido recoger distintas opiniones, de personas en situaciones distintas a la mía. Algunos afirmaban que está muy bien que recorten en educación, pero en sanidad... NO SE TOQUE.

Ahora, llegados a este punto, me gustaría preguntarles; ¿Quién educa a los profesionales que nos atienden en los hospitales? ¿Quién educa a los profesionales de la construcción, de las leyes y de otros campos?
Tan importante es una cosa como la otra, y todas se merecen respeto.
Todos podemos opinar, pero con educación. Pero, ¿Cómo se hace eso? Muy "sencillo".

1. Informándonos de lo que queremos opinar
  • ¿Qué es?
  • ¿Para qué?
  • ¿Cuál es su labor?
  • ¿Qué preparación es necesaria para...?
  • ¿Qué trabajo lleva?
  • ¿Qué dedicación fuera de su lugar de trabajo?
  • ¿Cumplen su obligación?
  • ¿Es necesario?
2. Una vez que estemos bien, MUY BIEN INFORMADOS, podremos adoptar una posición sobre el asunto, siempre y cuando nos basemos en los hechos.

3. Nunca debemos cerrarnos en nuestra burbuja de lo mío es lo mejor, debemos escuchar y aprender, admitiendo así modificaciones en nuestro punto de vista.

Todo esto parece evidente, pero, muy pocos lo llevan a cabo por varios motivos;

- Nadie nos ha enseñado.
- Es difícil pensar e informarse.
- Es más fácil no pensar.
- Vivimos en una sociedad con muchas cosas buenas, pero que carece en algunos aspectos de empatía.


Así, todos caemos en la trampa de hablar sin saber, aunque me podría hacer una nueva pregunta sobre la cual reflexionaré más adelante... ¿Es que conocemos algo en su totalidad como para hablar?

Para finalizar, os propongo esta cita:
"EL SABER OS HARÁ LIBRES"

sábado, 15 de octubre de 2011

¿Debe dar parte de su sueldo un hijo a sus padres si vive en su casa?


A lo largo de la historia, las sociedades han ido evolucionando  a través de guerras o revoluciones. Todas ellas tenían como objetivo mejorar dando lugar un sistema político, económico y social basado en la igualdad y el bienestar.


El estado de bienestar  se alcanza al cubrir las necesidades sociales básicas, como la educación gratuita o la sanidad pública. Todos los jóvenes (de mi entorno) hemos nacido en un estado de bienestar avanzado y algunos no comprendemos que todas las facilidades que nos dan han sido el resultado de un largo trabajo por parte de nuestros antecesores, sin ir
más lejos, nuestros propios padres.

Hace unos años en nuestro país había gente que no podía estudiar y desde muy temprana edad se ponían a trabajar, pero lo más llamativo es que el dinero no era para ellos, si no para el mantenimiento de la economía familiar. Por ello, nuestros padres han querido darnos lo mejor sin oponer resistencia. Pero esto solo ha ocasionado corrientes juveniles en las cuales  solo se piensa en el ocio y “la libertad” que entendemos como “exigir”. Hemos pasado de trabajar para la familia a pedir dinero. ¿Es que no hay término medio en esta vida? ¿Realmente necesitamos ese dinero?

Para relacionarnos con gente de nuestro entorno no necesitamos dinero. Podemos hablar, reír, pasear al aire libre y conocer otras culturas sin salir de nuestra ciudad. Realmente la paga es algo voluntario que las familias dan, convirtiéndose en una costumbre.



Pero, ¿y si es el caso contrario?... La mayoría de las personas que trabajan y viven en casa de sus padres no colaboran en la economía familiar, si no que su sueldo lo emplean para proyectos propios. ¿Es que no nos paramos a pensar en el gasto que suponemos en nuestra casa? Teléfono, luz, móvil, portátil, agua, consolas, comida… Todo eso parece que nos cae del cielo pero no es así. Hay personas que han trabajado y trabajan para llegar a este bienestar, pero seguimos preocupados por la “necesidad” del botellón o del yo tengo más.

De esta forma llego a la conclusión de que estamos tirando por la borda todo aquello que han logrado las diferentes civilizaciones a lo largo de la historia, pero de algún modo nosotros solo somos el reflejo de la educación y las costumbres que hemos visto a lo largo de nuestra corta vida. Claro que tenemos que colaborar en forma alguna en los gastos familiares y de esta forma podremos obtener un mayor estado de bienestar que nos permita mediante nuestro propio trabajo poder pagarnos nuestros caprichos.



Si todos colaboramos, podemos conseguir grandes cosas y una sociedad más cívica.

domingo, 9 de octubre de 2011

¿Hasta qué punto nos influyen los medios de comunicación?

En la actualidad, vivimos en una sociedad que cada día es más absolutista. Todas las mañanas reflexiono y me mentalizo para que la publicidad, los intereses económicos, la televisión y las ideas estereotipadas no me envuelvan. Pensamos que somos libres y que controlamos nuestras decisiones, pero las decisiones que pensamos tomar libremente, ¿lo son?

Desde que nos levantamos, ejercemos nuestra libertad; elegimos qué ropa, qué estilo, qué peinado… Pero, ¿por qué elegimos un pantalón pitillo o un peinado cardado en vez de una falda por la rodilla y un peinado natural? ¿Por qué un producto y no otro? ¿Por qué es mejor estar delgado y moreno? ¿Por qué si no sigues el patrón general eres parcialmente excluido del grupo? ¿Nadie aprecia lo diferente y lo genuino? ¿Qué o quién mueve los hilos de nuestras vidas como si fuéramos marionetas?


Lo último que he oído ha sido la existencia de una carrera universitaria cuyo fin es averiguar qué cosas estimulan el cerebro para influir en él de manera directa sin que podamos percibirlo. Es decir, estamos poniendo los avances científicos al servicio del marketing y de la publicidad. Utilizan la música, los olores, el espacio, los colores para dirigir nuestra voluntad.

Nos controlamos unos a otros sin tener en cuenta el peligro que supondría dejar de ser personas. La libertad es la capacidad de elegir, y deberíamos preservarla como un tesoro.

¿Estamos dispuestos y preparados para defender nuestra voluntad?


María...